miércoles, 28 de abril de 2010

sobre memoria

Quizá se le atribuye demasiado valor a la memoria y no el suficiente a la reflexión. Recordar es una
acción ética, tiene un valor ético en y por sí mismo. La memoria es, dolorosamente, la única relación
que podemos sostener con los muertos. Así, la creencia de que la memoria es una acción ética yace
en lo más profundo de nuestra naturaleza humana: sabemos que moriremos, y nos afligimos por quienes
en el curso natural de los acontecimientos mueren antes que nosotros: abuelos, padres, maestros y
amigos mayores. La insensibilidad y la amnesia parecen ir juntas. Pero la historia ofrece señales
contradictorias acerca del valor de la memoria en el curso mucho más largo de la historia colectiva.
Y es que simplemente hay demasiada injusticia en el mundo. Y recordar demasiado nos amarga. Hacer
la paz es olvidar. Para la reconciliación es necesario que la memoria sea defectuosa y limitada.

Susan Sontag


Me parece interesante la reflexión de Susan Sontag por el vínculo directo que establece entre el echo de recordar y olvidar, que parecen caminar de la mano. Recordar es una acción que todos los seres humanos llevamos a cabo en incontables ocasiones a lo largo de nuestra vida. Recordar no es más que reflexionar en torno a nuestra propia humanidad, entender que tenemos un tiempo limitado de vida y que ese tiempo va pasando. Considero que existe una relación directa entre recuerdo y muerte. Sin embargo Susan Sontag va más allá; introduce el echo de olvidar como una necesidad también humana. "Hacer la paz es olvidar".
Topé con esta reflexión por primera vez a modo de cuento. Borges lo relata en "Funes el memorioso", el super hombre capaz de recordar hasta el más mínimo detalle, alejándolo del sueño y condenado a la interminable rememoración de todo aquello que había visto, leído y escuchado con perfecta exactitud. Dormir es distraerse del mundo, y Funes no era capaz de distraerse de ni uno solo de sus recuerdos; todo eran detalles.
Borges concluye el cuento de la siguiente manera:
"...Había aprendido sin esfuerzo el inglés, el francés, el portugués, el latín. Sospecho, sin embargo, que no era muy capaz de pensar. Pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer. En el abarrotado mundo de Funes no había sino detalles, casi inmediatos. La recelosa claridad de la madrugada entró por el patio de tierra."

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